miércoles, 19 de noviembre de 2008

Bendito Kitsch

Abraham Moles nos invita a conocer de forma rápida la incursión del Kitsch en la vida del hombre, desde el nacimiento mismo de la palabra hasta el innegable dominio que éste tiene en la vida de la humanidad como parte, y producto a la vez, del consumismo al que estamos sujetos.

«El kitsch es la baratija, una secreción artística originada por la sociedad en sus tiendas...» comenta Moles en sus líneas al tiempo que nos hace reflexionar sobre la naturaleza del kitsch como copia automática del arte, que a su vez no deja de ser, según Platón, una copia de la naturaleza o cuando menos una interpretación de la misma.

Entonces la pregunta es: ¿Es el arte el kitsch de la naturaleza? ¿es acaso la comunicación el kitsch del lenguaje? Porque de ser así, es cierto que no inventamos las palabras y hacemos grandes modificaciones a la gramática, pero la aplicación de la forma (estilo) de comunicarse de cada individuo, ya sea en el discurso o en el papel, hace del lenguaje una “copia automática” del lenguaje que es considerado arte en la poesía, la narrativa y más.

Moles nos habla del recurso del amontonamiento de estilos que emplean las grandes urbes en su arquitectura y del amontonamiento mismo que se vive, de acuerdo a los estándares sociales que nos rodean: entre más cosas con apariencia antigua tengamos en casa, más cerca del decorado conservador estaremos (aunque los objetos porten la frase made in Taiwan).

El kitsch es fácilmente encontrable en la cotidianidad del hombre, desde la joyería que porta hasta la intimidad de su hogar. La raza humana por naturaleza tiende a recolectar objetos que le parecen importantes de acuerdo con los estadíos de su vida, de tal modo que, si en su infancia aquel carricoche de madera con incrustaciones metálicas le trajo momentos de satisfacción, cabe la posibilidad que al toparse en su madurez con algo similar lo obtendrá para adornar su estudio utilizándolo para colocar, en el ahora mueble, las bebidas de sus invitados.

El ejemplo anterior es mera referencia sugerida por Moles y poco tendría que ver con su servidor, sin embargo cualquier semejanza con la realidad que se vive en el lugar donde trabajo es mera coincidencia.

2 comentarios:

Fernando Arellano dijo...

¿Referencia?

Oscarito Benavides dijo...

Perdón, perdón...

MOLES, ABRAHAM (1990)EL KITSCH. Paidós Ibérica. 256 p.