martes, 29 de enero de 2008

Esto no es una elegía

El impacto le alcanzó por la derecha brusco y sorprendente “hagamos un blog colectivo” –el texto empieza a ser escrito- entre los comensales se percibe una especie de expectación ante las palabras pronunciadas. Observa la reacción inmediata, es tan atractiva esa proposición que como cascada empieza la aceptación.

La idea le aterra, pero ¿no es precisamente eso, en lo que se ha transformado durante los últimos meses esa tertulia en la que en complicidad se tratan y crean textos que sólo han quedado en la oralidad? (con la excepción del lanzador que, como acto de fe, actúa como francotirador de la palabra dicha y la transforma en objeto de reflexión).

El mensaje es tan claro que los escriba-comensales supieron interpretarlo, la intención es, desde su origen, adquirir una identidad colectiva –si esto puede suceder-. En la práctica resulta interesante llevar el sentir de la palabra en comunión a la palestra, aquí la mano negra del protagonismo sale sobrando.

La pesada palabra del escriba a nueve manos de un espacio improbable se realiza en colectivo. Esto no es una cronología, es un hecho; una bienvenida, por lo tanto, a toda palabra que hiera o pregone en ese espacio tan diverso cuya verdadera intención se irá develando menstrualmente en lo escrito.

Hiram Uresti

3 comentarios:

Enrique dijo...

Bien por tu texto Iram, que tampoco es un canto, una oración o un ruego, es más bien la ineludible necesidad de decir lo que se siente, aunque duela; es la paga y el precio. El colectivo juzga, mide, alecciona, arremete, reflexiona, sacude, trastoca, define, desnuda, ataca y refugia. Bienvenido a blog donde lo que se ve no tiene desperdicio, porque tras los telones que construyen las pesadas palabras (como dices tu), habitan los designios, los fines, los propósitos, los códigos ocultos de muchas intenciones que bien vale la pena interpretar, para no decir después “Me engañaron”.

Guillermo Berrones dijo...

Primer texto que te leo, Iram. Muy bien. Contigo ya solo falta una copa (y no precisamente de sostén) para cerrar el brindis; para estar todos los que somos y ser todos los que debemos estar. Las palabras están en el aire. Dicen, dijeron y dirán, en franca conjugación con la idea y el pensamiento, lo que cada autor tenga que decir. ¡Que vengan más textos!

carlomar dijo...

Hiram, un texto bien cocinado y sustancioso, ojalá que haya muchos más porque puedo apreciar una veta de posibilidades, ¡a seguirle!